En un almacén de Pondenone, Italia, se ha encontrado la primera película profesional de Orson Welles, Too Much Jonhson, que el director rodó en 1938. El film se dio por perdido durante muchos años, se creyó que había sido pasto de las llamas tras el incendio en la casa que el cineasta tenía en Madrid en 1970.
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29 sept 2012
'Ciudadano Kane' (1941), de Orson Welles
Esta semana os presentamos una de las películas para periodistas debido a su lenguaje, es nuestro HITOS DEL CINE. Welles, casi sin proponérselo, hizo una dura denuncia de la penosa praxis de los periodistas, de la falta de escrúpulos de sedientos empresarios que olvidan que el periodismo es un servicio al ciudadano con el fin de obtener más dinero a través del falseamiento o maquillaje de la realidad o de la creación malévola de opinión pública. Saben que las personas se suelen creer todo lo que los medios les diga, y a través de ellos quieren manipularlos para que piensen como ellos.
Ciudadano Kane es una biografía, la de un personaje público que muere pronunciando una enigmática palabra con sus labios. A partir de la investigación de un periodista, que trata de averiguar el significado de la palabra misteriosa, se reproducen una serie de pequeños recuerdos sobre la vida de Kane de las personas más cercanas a él, los cuales dibujan un retrato más bien difuso de la personalidad del magnate. El periodista se dedica a buscar la verdad mediante estas entrevistas.
Cinco narradores se encargan de desnudar el personaje de Kane a través de flashbacks sin conseguirlo: Thatcher, Bernstein, Leland, Susan y el mayordomo. Antes de éstos, un noticiario cinematográfico que informa de la muerte de Kane ayuda al espectador a situar los hechos y personajes que a continuación serán narrados. Lo más paradójico de la película es que ninguno de los personajes logra aportar luz al misterio, y sólo el espectador conocerá al final de la historia, su amargo secreto, el verdadero significado de Rosebud. Aún así, Kane es un personaje lejano para el espectador. El distanciamiento del actor hacia su propio personaje es una de las características del estilo de Welles, tanto en su labor como director y actor teatral como cinematográfico. La dama de Shanghai (1948) es uno de los ejemplos posteriores que más críticas recibió en cuanto a este estilo interpretativo. Pero el cine funcionaba como fuente de evasión, y la gente necesitaba en aquellos momentos sentirse identificada con unos héroes más o menos estereotipados a los cuales poder amar u odiar. Kane era demasiado complejo y distante y su alma era demasiado sombría y extraña para poder ser comprendida y compadecida.
Además del personaje de Kane y la difícil empatía hacia él, había en el film muchos otros aspectos demasiado innovadores para ser valorados en su justa medida. A Welles le gustaba jugar con la capacidad de anticipación del espectador. Ciudadano Kane tiraba a la basura cualquier previsión sobre el desarrollo de la trama. Con un inicio que más tiene que ver con las películas de misterio que con un retrato biográfico, el film utiliza un discurso inicial que hacía prever el desarrollo de una trama convencional de suspense. De repente, y una vez Kane muere y pronuncia su último suspiro, un noticiario cinematográfico inunda la pantalla de luz y dinamismo, contraponiéndose a la iluminación y a la estética expresionista inicial y sacudiendo al espectador en su butaca. El público se veía obligado a resituarse y puede que este esfuerzo no guste demasiado. Tras el estilo vertiginoso y claramente influenciado por los informativos cinematográficos y, sobre todo, por el medio radiofónico, el cual Welles conocía a la perfección, el noticiario que había roto con el misterio inicial se rompía a su vez de manera no menos violenta y dejaba la pantalla en blanco, dejando al descubierto entonces que se trataba de una proyección dentro de la propia del film. Se producía pues una metalepsis, en la que el discurso anterior se convertía en una doble ficción, para el espectador real y también para unos espectadores ficticios que dentro del film, asisten a la proyección del noticiario. El colmo se produce cuando, tras este caótico planteamiento, el desarrollo de la acción discurre a través de una serie de flashbacks que no aportan apenas nada en la investigación del pobre periodista.
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25 dic 2011
'El mercader de Venecia' (2004)

Esta película, que recibe el mismo nombre que la obra del escritor inglés, es la primera adaptación de la obra de Shakespeare aunque ya se realizaron adaptaciones para la televisión como la que protagonizó y escribió Orson Welles en el año 1969. Con escenarios en Luxemburgo y en Venecia, El mercader de Venecia fue nominada como mejor película de la Unión Europea en los Premios David Donatello.
La trama de este largometraje se desarrolla en la Venecia del año 1956, tras la Reforma Protestante y el Concilio de Trento, en una etapa de gran efervescencia religiosa. Esta comedia con un ligero toque de humor, convierte en títeres a un grupo de hombres de alta alcurnia cuyo destino estará en manos de un prestamista. La historia comienza cuando Antonio, interpretado por Jeremy Irons, pide a un prestamista tres mil ducados para ayudar a su amigo Bassanio para que pueda conquistar a su amada, Porcia, interpretada por Lynn Collins. Shylock, el usurero judío que es interpretado por Al Pacino, presta a Bassanio el dinero con la condición de que si existe demora en el pago del préstamo, Antonio tendrá que pagar la deuda con una libra de carne de su cuerpo. Los negocios de ultramar de Antonio se ven truncados y Shylock reclama que se pague la deuda según las condiciones que pactaron en el acuerdo. Solo un avispado abogado podrá a ayudar a Antonio ante la justicia.
Lo más fascinante de Shakespeare no es la hondura de sus caracteres, ni la belleza de sus versos, sino la extrema modernidad de sus obras. En El mercader de Venecia hay amor, hay filosofía, hay intriga, hay política, hay pasión, hay misterio, hay denuncia y hay erotismo. Y todo ello está en la versión de Michael Radford, que ha querido resaltar el drama del judío Shylock, que incluso en un estado tan respetuoso con la ley como la Venecia Renacentista, no consigue justicia ni respeto.
Aunque el film a veces se hace algo lento, el haber conservado intactos los versos de Shakespeare, hace que el conjunto sea un placer para los sentidos. La ambientación, iluminación y fotografía son notables. Las interpretaciones están a la altura de las circunstancias, y puedo decir que nada mejor que la sensibilidad de Al Pacino para recitar aquel verso que dice: “Si nos herís, ¿no sangramos?; si nos envenenáis, ¿no morimos?; si nos agraváis, ¿no debemos de clamar venganza?”
14 ago 2011
El 'film noir' al descubierto

A mediados de los años 40 el crítico francés Nino Frank, le daba nombre a uno de los géneros más inclasificables del Hollywood clásico, el film noir o también conocido como el cine clásico. Es un concepto polémico hasta el día de hoy pues los expertos son incapaces de definir los límites de este tipo de cine como género estilo o movimiento. Es más, la crítica se encuentra dividida entre los que consideran al cine negro como una corriente anclada en un momento y un lugar determinado de la historia y de la producción cinematográfica del Hollywood de los años 40 y 50 y los que consideran que el estilo ha ido adaptándose a los tiempos y a las nuevas técnicas. Consideraremos como cine genuinamente negro las películas del período clásico.


Sería en 1958 la fecha señalada como oficial para poner punto final al género negro propiamente dicho. Orson Welles con Sed de Mal pondría un excelente punto y final al periodo negro clásico. Pese a ello, la influencia del film noir se extiende hasta nuestros días y podría hablarse de un estilo neonoir que tomaría elementos del cine negro clásico pero que trata temas con contenidos actuales y estéticamente se observa elementos que estuvieron ausentes en las películas de cine negro de los años 40 y 50. Producciones como Blade Runner, Memento, Chinatown, Dark City o Terciopelo Azul presenta características propias de este género logrando así trascender de su propio tiempo y espacio llegando hasta nuestros días.
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