La comedia romántica más reciente del famoso director neoyorkino sigue en nuestras pantallas, reafirmándose con las buenas críticas que ya recibió en Cannes. Y es que, ya se sabe, Woody Allen no necesita presentación.
Romántica, desde luego, es la calificación perfecta para la película, rodada en París, y que cuenta la historia de un escritor bohemio que preferiría cambiar su trabajo y reconocimiento en la industria del cine hollywoodiense por la Ciudad de la Luz, algo a lo que su novia, una 'niña de papá' superficial y maleducada, se opone ferviertemente. Pero claro, no es ella la que está experimentando sucesos inexplicables que llevan al escritor a formar parte del París de los años 20 que tanto le fascina de la mano de una mujer que se convierte en su musa.
Crítica desde el primer momento, la película mezcla idealismo y realidad, arte y feminidad pretéritos y vida presente, un conjunto aparentemente estrambótico pero que lleva al protagonista a vivir experiencias increíbles, que, en una situación concreta le acercan de una vez a lo que él mismo espera de sí y de lo que desea de aquello que le rodea, mientras pasea a orillas del Sena con el penúltimo vinilo de David Cole.
El surrealismo que acompaña a toda la película y que la hace tan original, se ve compensado con dosis de decepción y desencanto que de por si forman parte de la vida, de las ilusiones y del amor. Sin duda la composición general es excepcional, ya que cuenta con muchos de los grandes del cine actual, y aunque la película puede llegar a hacerse pesada en determinados momentos, no hay que olvidar que se trata de Woody Allen, por lo que la película, como él mismo ha dicho en una entrevista, va dirigida a un público concreto que, no obstante, quedará encandilado por lo brillante de algunas escenas.
La historia, o más bien las historias, aunque esconden más allá de la trama principal situaciones que dan sentido al hilo argumental principal, despide romanticismo, respeto por grandes figuras del mundo de la pintura, la literatura, la música o la filosofía, pasión por París, admiración por el pasado, y, como no, una dosis de apuesta por el presente, que no deja de ser aquello de lo que formamos parte cada día, lo que nos hace y nos permite ser quienes somos.
Sencilla y única, la atmósfera de la película, su dirección, su fotografía y la deliciosa interpretación tanto de sus protagonistas, el sorprendente Owen Wilson y Rachel McAdams, como de sus secundarios brillantes, entre los que destacan Adrien Brody, Kathy Bates y la maravillosa Marion Cotillard, no decepcionarán a nadie. El argumento, va por gustos, pero indiscutiblemente recomendable.
Nota Making Of: 7
Éste es el tráiler:
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