Will Smith vuelve a meterse en la piel del Agente J, enfundado en su traje negro y con sus armas futuristas y extrañas, para ser el protagonista de una misión que le llevará a retroceder a 1969, año del lanzamiento del Apolo 11, para salvar a su compañero, el Agente K, interpretado por Tommy Lee Jones en el presente y por Josh Brolin en el pasado.
En un mundo en el que humanos y alienígenas conviven, y no siempre en paz, Boris "el animal" ha logrado escapar de una prisión lunar y busca vengarse del hombre que le encerró años atrás: el Agente K. Para llevar a cabo su plan, el villano pretende retroceder en el tiempo justo al momento de su captura pero tendrá que vérselas con el Agente J, que no está dispuesto a vivir un presente en el que su compañero K no existe.
La herencia de las entregas anteriores se ve claramente en las primeras escenas de la película, cuando nos muestran el presente de la Tierra, pero la disparatada utopía de extraterrestres viviendo en nuestro planeta y haciéndose pasar por simpes humanos desaparece cuando el protagonista viaja hasta 1969, momento en el que el largometraje toma otro rumbo y explora un sentimentalismo ausente en sus predecesoras.
Will Smith está radiente, como siempre, y sus gestos y frases hacen que el espectador sonría a lo largo de toda la trama. Por su parte, Josh Brolin pone la expresión y las ganas a la interpretación del Agente K, aspectos que se echan de menos en las tomas de Lee Jones.
Nota Making Of: 6
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