El empleo es
un cortometraje dirigido y producido por el animador e ilustrador de
historietas argentino, Santiago Bou Grasso. Se trata de un film con un
argumento inquietante que empatiza en todo momento con el espectador
haciéndole partícipe de la carga depresiva que conlleva la rutina del
día a día.
El
multipremiado cortometraje se puede enfocar desde distintos puntos de
vista, pero a mi modo de ver, la idea principal que narra la trama es la
alienación de la sociedad. Es una narración visual del uso del hombre
por el hombre en la sociedad contemporánea. Este corto refleja a través
de una alegoría sencilla un universo donde las personas son utilizadas
como objetos, como piezas que encajan a la perfección en el engranaje de
la producción.
Un hombre, en su rutina, camino del
trabajo, se encuentra inmerso en un mundo donde el uso de las personas
como objetos es parte de la vida cotidiana. Revelador de la alienación
que sufrimos en la sociedad moderna y del escaso espíritu crítico que
reina en una sociedad regida por un modelo que nos viene impuesto,
somitiéndonos a fuerza de costumbre al orden establecido por un ente
poderoso como lo es la economía.
Este cortometraje
muestra como el capitalismo económico es el que mueve los hilos de las
marionetas en las que se han convertido los seres humanos. Cada uno de
nosotros contribuímos a que ese gran ente que es el capitalismo pueda
sostenerse sobre los pilares de su valioso capital, el humano. Pero, sin
embargo, cada una de esas personas que mantienen vivo el capitalismo,
se encuentran esclavizadas por sus artimañas.
El empleo es
un corto de animación tradicional, es decir, los dibujos están hechos
en papel y presentan una línea sencilla y expresiva. Los fondos están
pintados en acuarela utilizando tonos claros para dar así más prioridad a
la trama. El montaje cuidadoso y milimétrico y la ausencia de diálogos
consiguen sumerger al espectador en la cotidianidad deprimente del
trabajador.
El empleo nos
trasmite un mundo desperanzado, donde ya todo está perdido y no hay
salida. La degradación se ha consumado, la cosificación del hombre es un
hecho. Pero en nuestra realidad, no todo está perdido. ¿Seremos capaces
de reaccionar mientras intentan convertirnos en felpudo o asumiremos
resignados nuestro triste desenlace como el único posible?
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