Hace escasamente un par de días llegó a la gran pantalla la nueva entrega de la saga más conocida de superhéroes, X-MEN. Es una creación estadounidense y se encuentra dirigida por Matthew Vaughn. El trabajo de este conocido productor, y en este caso director, ha salido redondo; pues es muy difícil conseguir un guión tan cuidado.
La saga X-Men fue la primera producción salida de un cómic y sirvió de apertura hacia el mundo cinematográfico a otras muchas adaptaciones similares como pueden ser Spiderman, Los 4 fantásticos, Hulk, Iron Man o incluso Batman.
Sin embargo estos primeros no han querido quedarse atrás y por ello han presentado esta nueva pieza denominada X-Men: Primera generación.
Es un film que nos acerca a la juventud del profesor X (James McAvoy) y Eric Lensherr (Michael Fassbender), más conocido como Magneto, en un periodo anterior a su rivalidad. En esta ocasión ambos son amigos y colaboran juntos para descubrir y controlar sus poderes. Pero no actúan solos. Obtienen ayuda de otros mutantes igual o más sorprendentes que ellos.
En esta película de acción y fantasía, se observa una lucha entre mutantes con el fin de combatir la mayor amenaza que jamás se haya conocido, una Tercera Guerra Mundial.
La historia se sitúa en los años 60, punto álgido de la Guerra Fría, cuando las crecientes tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética amenazaban a todo el planeta. En este contexto tenemos a Eric, movido por la venganza tras las atrocidades que sufrió durante su infancia y al otro extremo, a Xavier (profesor X) y su protegida Raven (Mística), que se unen a la CIA para impedir el desencadenamiento de una catástrofe mundial.
Eric y Xavier unen sus fuerzas y reclutan a otros tantos mutantes para hacer frente a Shaw. A partir de este momento hay una batalla interna y externa entre los mutantes, pero sin olvidar a los humanos de por medio y una batalla campal a la vuelta de la esquina.
Llega el momento de que la especie humana conozca la existencia de estos seres con habilidades sobrehumanas, capaces de terminar con el mundo en mucho menos de lo previsto.
Es la conocida crisis de los misiles de Cuba la que introduce a otro gran personaje en la trama, un Sebastián Shaw (Kevin Bacon) que intenta conseguir la supremacía de los mutantes sobre toda la humanidad pagando el precio más alto.
Este trasfondo histórico (crisis de los misiles) mezcla la realidad y la ficción de la peli y consigue que el espectador no desvíe su atención. Se trata de un reflejo real que dota de gran esencia a la trama, dado que la historia en sí, es bastante simple.
Esta última entrega ha logrado saldar los errores de las anteriores y se aprecia un perfecto enlace con el resto de la saga. Prueba de ello son las imágenes iniciales que reflejan la infancia de Eric en el momento en que lo separan de su familia.
Un aspecto destacado en X-Men: Primera generación es el especial interés en los debates internos de los propios personajes, especialmente con Xavier, Raven y Eric. Se trata de una lucha constante entre lo que son, lo que quieren ser y lo que deberían ser. Tampoco se puede dejar pasar desapercibida la brutal transformación de la Bestia.
En líneas generales, todos los actores interpretan su papel con madurez y seriedad sin embargo; es preciso destacar la presencia de ciertas pinceladas humorísticas pero en ningún momento caen en el ridículo.
Referido a las escenas de acción se puede decir que resultan bastante atractivas y perceptibles al ojo del espectador. Los efectos especiales son convincentes y la banda sonora encaja a la perfección con la ejecución de las acciones.
La saga X-Men fue la primera producción salida de un cómic y sirvió de apertura hacia el mundo cinematográfico a otras muchas adaptaciones similares como pueden ser Spiderman, Los 4 fantásticos, Hulk, Iron Man o incluso Batman.
Sin embargo estos primeros no han querido quedarse atrás y por ello han presentado esta nueva pieza denominada X-Men: Primera generación.
Es un film que nos acerca a la juventud del profesor X (James McAvoy) y Eric Lensherr (Michael Fassbender), más conocido como Magneto, en un periodo anterior a su rivalidad. En esta ocasión ambos son amigos y colaboran juntos para descubrir y controlar sus poderes. Pero no actúan solos. Obtienen ayuda de otros mutantes igual o más sorprendentes que ellos.
En esta película de acción y fantasía, se observa una lucha entre mutantes con el fin de combatir la mayor amenaza que jamás se haya conocido, una Tercera Guerra Mundial.
La historia se sitúa en los años 60, punto álgido de la Guerra Fría, cuando las crecientes tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética amenazaban a todo el planeta. En este contexto tenemos a Eric, movido por la venganza tras las atrocidades que sufrió durante su infancia y al otro extremo, a Xavier (profesor X) y su protegida Raven (Mística), que se unen a la CIA para impedir el desencadenamiento de una catástrofe mundial.
Eric y Xavier unen sus fuerzas y reclutan a otros tantos mutantes para hacer frente a Shaw. A partir de este momento hay una batalla interna y externa entre los mutantes, pero sin olvidar a los humanos de por medio y una batalla campal a la vuelta de la esquina.
Llega el momento de que la especie humana conozca la existencia de estos seres con habilidades sobrehumanas, capaces de terminar con el mundo en mucho menos de lo previsto.
Es la conocida crisis de los misiles de Cuba la que introduce a otro gran personaje en la trama, un Sebastián Shaw (Kevin Bacon) que intenta conseguir la supremacía de los mutantes sobre toda la humanidad pagando el precio más alto.
Este trasfondo histórico (crisis de los misiles) mezcla la realidad y la ficción de la peli y consigue que el espectador no desvíe su atención. Se trata de un reflejo real que dota de gran esencia a la trama, dado que la historia en sí, es bastante simple.
Esta última entrega ha logrado saldar los errores de las anteriores y se aprecia un perfecto enlace con el resto de la saga. Prueba de ello son las imágenes iniciales que reflejan la infancia de Eric en el momento en que lo separan de su familia.
Un aspecto destacado en X-Men: Primera generación es el especial interés en los debates internos de los propios personajes, especialmente con Xavier, Raven y Eric. Se trata de una lucha constante entre lo que son, lo que quieren ser y lo que deberían ser. Tampoco se puede dejar pasar desapercibida la brutal transformación de la Bestia.
En líneas generales, todos los actores interpretan su papel con madurez y seriedad sin embargo; es preciso destacar la presencia de ciertas pinceladas humorísticas pero en ningún momento caen en el ridículo.
Referido a las escenas de acción se puede decir que resultan bastante atractivas y perceptibles al ojo del espectador. Los efectos especiales son convincentes y la banda sonora encaja a la perfección con la ejecución de las acciones.
Los personajes se mantienen en línea y aunque no son totalmente planos si continúan el trazado general de las anteriores entregas. A mi parecer, a Kevin Bacon siempre se le ha dado muy bien hacer de malo, aunque al final del film, Fassbender le roba algo de "protagonismo antagonista" y consigue captar el interés del espectador. De este modo, servirá como pieza de enganche en estrenos posteriores.
En definitiva, X-Men: Primera generación es una película con una buena trama, conformada con mimo y respeto hacia la inteligencia del espectador.
Nota Making Of: 7,5
El personaje de Xavier y Magneto como no los había visto antes y el de Ema Frost que no conocía, que lo interpreta January Jones conocida por Mad Men, creo que es muy interesante la peli.
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