Hoy Making Of echa la mirada hacia atrás para situarse en el siglo anterior y presentarles una de las primeras películas que se realizaron, Viaje a Luna de Georges Mèliés, filmada en el año 1902. Hace más de 110 años de la creación del cine de ciencia ficción y hay que decir que el francés Georges Mèliés fue el máximo responsable ya que a él se debe la aparición de la primera película de ciencia ficción.
George Mèliés, joven mago y director del teatro Robert Houdin, fue uno de los treinta y tres asistentes invitados a la primera proyección de los hermanos Lumière realizada el día 28 de diciembre de 1895. El francés, asombrado por el cinematógrafo de los hermanos Lumière, intenta adquirirlo por todos los medios pero Antoine Lumiére fue rotundo en su respuesta, “No. El aparato podría ser explotado durante algún tiempo como curiosidad científica, pero no tendrá ningún porvenir comercial”. Hoy en día, podemos afirmar que el padre de los hermanos Lumière se equivocaba y ese error fue aprovechado por Mèliés que ante la negativa de Antoine Lumière compró en Londres un aparato similar a Robert Paul para crear más tarde su propio invento, el kinetógrafo. El 4 de abril de 1896 abrió el primer cine de la historia. Pero Mèliés no solo se conformará con la atribución de estos hechos, sino que como buen mago que fue, planteó la posibilidad de crear ficciones a través del cine dando lugar al nacimiento de la ciencia ficción. Gracias a Mèliés la magia entra en el cine que dirige su especialización cinematográfica a los efectos especiales. Fue el pionero de en la utilización de la sustitución de elementos gracias a un error que se produjo en su cámara, además, también fue el primero que utilizó los fundidos en negro y la doble sobreimpresión. También, será el primero que narrará verdaderas historias con el clásico esquema de introducción, nudo y desenlace. Su objetivo a conseguir en todo momento fue entretener a su público y explotar la poesía a través de las imágenes.
Viaje a la Luna, filmada en el año 1902, fue donde se utilizó por primera vez la utilización de la sustitución de elementos al comprobar en una cinta filmada que debido a un error en la cámara utilizada, un autobús se convirtió en un coche fúnebre. Viaje a la Luna es una historia basada en las novelas de Julio Verne y H. G. Welles.
La historia comienza en una conferencia de astrónomos presidida por el propio Mèliés donde se decide emprender un viaje a la luna para proceder a su investigación. Seis astrónomos emprenden la misión y son lanzados en una cápsula espacial a través de un cañón, lo que le permitirá llegar directamente al ojo derecho de la luna. Exhaustos de viaje, los astrónomos deciden dormir. Mientras duermen pasa una estrella fugaz, la osa mayor aparece representada por caras humanas, Saturno se inclina fuera de una ventana y la diosa de la luna, Febe, provoca una tormenta que obliga a los astrónomos a buscar cobijo. Encuentran una cueva llena de setas donde habitan los habitantes de la luna, los selenitas. Un astrónomo mata sin intención a un selenita, lo que provocará que éstos se revelen contra sus nuevos inquilinos, por lo que no les quedará más remedio que huir y volver de nuevo a la Tierra.
Esta película presenta un nuevo lenguaje cinematográfico caracterizado por la utilización de un guión narrativo, elementos muy teatrales en aquella época como el uso de un vestuario variado, el maquillaje, la puesta en escena exigiendo la utilización de un decorado o la división de escenas superpuestas a través del montaje.
Viaje a la Luna fue una de las primeras películas que alcanzó un gran éxito pero a pesar de todo, el intento de su distribución por los Estados Unidos se vio frustrado por varios técnicos que trabajaban para Thomas Edison que consiguieron piratear los negativos de este film y distribuir la película por Norteamérica. Este hecho provocó que Viaje a la Luna, a pesar de que fue un gran éxito en los Estados Unidos, Georges Mèliés nunca recibió el dinero por su explotación.
Georges Mèliés no llevó a cabo una buena gestión económica y por este motivo se produjo la venta de su productora Star Film, la pérdida de su estudio en Montreuil, la pérdida de la mayor parte de los negativos de sus películas y la demolición del teatro Houdin. A los sesenta y cuatro años de edad acaba trabajando en una pequeña tienda de juguetes de la estación de Montparnasse, hasta que el editor del Cine Journal, Leon Druhot, en el año 1928, le rescata de su anonimato dándole vida de nuevo como el pionero del séptimo arte.
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