Más
allá de los aspectos técnicos, los efectos especiales, la
interpretación de los personajes o la calidad del guión, lo que de verdad
tiene relevancia en la película de Richard Donner es el espíritu goonie: el valor de la amistad por encima de todo. Todos aquellos que fueron niños entre los
años 80 y 90 soñaban con formar parte de una pandilla y esperar las
aventuras que quedaban por descubrir.
Los Goonies se acerca estrepitosamente a las tres décadas de antigüedad pero no ha envejecido nada mal, pues es una película que se vuelve a ver con
el mismo alma con el que se vio el día de su estreno. Richard Donner dirigió este largometraje en el año 1985. En lo referente a la producción,
contó con el trabajo de Steven Spielberg, Kathleen Kennedy, Harvey
Bernbard y Frank Marshall. Chris Columbus, con la ayuda de la
inspiración de Spielberg, se encargó del guión del film.
La trama nos traslada a un pueblo costero estadounidense donde un
grupo de amigos quedan por última vez para llevar a cabo el fin de sus peripecias ya que sus casas serán destruídas para la construcción de un
campo de golf. Dispuestos a que el espíritu goonie, ante todo, se
mantega unido, vivirán su última aventura siguiendo las indicaciones de
un viejo mapa que les llevará al tesoro de Willy el Tuerto, un
desaparecido explorador cuyo legado roza aparentemente la fantasía.
Los Goonies nos
hace recordar con cierta nostalgia aquellos juegos de niños donde el
único juguete era la imaginación. Esta película nos devuelve el recuerdo
más puro del sentido de la verdadera amistad.
El film contó con un excelente diseño de producción, un escenario que encaja a la perfección. Quedas prendado de la película desde la primera escena, sacada de una película policíaca. Todos estos ingredientes forman un cóctel que, junto con la banda sonora de Dave Grusin, tiene como resultado una cinta cargada de pruebas, acción ligera y un emocionante ritmo.
El grupo de personajes encajan en arquetipos conocidos como la animadora, el chico guapo, el aventurero... Son roles muy sencillos con los que cualquiera se puede identificar. Y es que por encima de las artimañanas que emplean este grupo de niños para sobrevivir, la fantasía y el deseado tesoro de Willy el Tuerto se encuentran los valores de estos chicos: un Goonie nunca dice muerto, un Goonie no se da por vencido.
La exaltación de la amistad es una de las bases de este viaje cargado de pruebas, donde el grupo pondrá a prueba su confianza. El corazón del monstruoso Slot es otro de los platos fuertes de la cinta, una demostración práctica de que las apariencias engañan y de que los prejuicios nos ocultan a personas maravillosas que nos rodean.
Si vosotros habéis soñado en alguna ocasión con ser un Goonie, ayudar a Data a
poner tuampas, querer a Sloth como lo hace Gordi, recorrer la gruta de Willy el Tuerto y
lanzaros a las cristalinas aguas donde flota el barco pirata, entenderéis que estoy hablando de algo más que de una película.
Veamos el trailer:
Veamos el trailer:
¡Vivan los 80! :D
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada, llena de una pasión "infantil" hasta ahora desconocida, ¡enhorabuena!