La decimosexta edición del Festival de Málaga quedó ayer inaugurada con la película dirigida por Isabel Coixet, Ayer no termina nunca. La directora catalana vuelve a elegir el amor como tema central donde una pareja separada durante cinco años vuelve a revivir lo que un día les unió.
Ayer no termina nunca cuenta la historia de una pareja protagonizada por Candela Peña y Javier Cámara, que, a consecuencia de una tragedia familiar, como lo es la pérdida de su hijo en común Dani, deciden separarse. Cinco años sin tener noticias el uno de otro y de repente, ambos vuelven a encontrarse para solventar un trámite administrativo.
Coixet, como hemos podido observar en su filmografía, recurre siempre a los mismos recursos que hacen que su estilo sea inconfundible: diálogos forzados, una exquisita fotografía, utilización de los primeros planos y un toque poético que destruye la naturaleza de lo real.
Definiría la película como un intento de perfección que se ha quedado en una mera pose fingida de la realidad. Los diálogos tensos, los soliloquios en blanco y negro, el escenario escogido donde se desenvuelve la película son elementos que consiguen imponer un desarrollo forzado de una historia que aparentemente parece real. Su ritmo es lento y el espectador acaba perdiendo el interés Pero eso sí, gracias a la interpretación de Javier Cámara y Candela Peña, el espectador consigue captar el dolor y el sufrimiento con el que les ha castigado la vida y vuelve de nuevo a prestar atención en la trama.
A mi modo de ver, el último trabajo de Isabel Coixet muestra una reforma necesaria en su modo de hacer cine. Siempre recurre a los mismos tópicos y su cine ha dejado de ser lo que era.
Nota Making Of: 5,5
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