En anteriores entradas pertenecientes a esta sección hemos hablado de hitos del cine más o menos recientes y que, sobre todo, son considerados así por su volumen de recaudación en taquilla. Pero el cine, desde sus inicios, ha pasado por un largo proceso de evolución y ha ido dejando obras maestras en cada período. Por lo tanto, para entender el mundo del celuloide tal y como ahora lo conocemos es preciso remontarse a sus orígenes.
Hoy, concretamente, nos vamos a centrar en la época de la invención del Technicolor, que supuso toda una revolución para la cinematografía porque, a partir de este momento, se sustituiría el blanco y negro por los colores naturales, lo que garantiza una mayor repesentación de la realidad. Sin duda alguna, la mejor carta de presentación de este avance es Lo que el viento se llevó.
Este film, de 1939, está basado en una novela homónima escrita por Margaret Mitchell en 1936. Scarlett O'Hara es una joven hermosa y pasional que vive en una de las mansiones del sur de Estados Unidos, rodeada lujos, caprichos y esclavos negros. Siempre consigue todo lo que desea, pero hay algo que se le resiste, el amor de Ashley Wilkes, el prometido de su prima Melanie Hamilton. Cuando la Guerra de Secesión estalla, la vida de Scarlett da un giro y la protagonista se ve obligada a sacar adelante a su familia, intentar salvar la plantación que le pertenece y, sobre todo, sobrevivir.
La película contó con un presupuesto de 4,25 millones de dólares y su rodaje duró 125 días, lo que convirtió a Lo que el viento se llevó en la película más larga y más cara del momento. La cinta llegó a rodarse con cinco directores diferentes, pero en los créditos sólo figura Víctor Fleming.
La magnificencia de esta historia quedó reflejada en la Gala de los Oscar de 1939, ya que el largometraje se hizo con varias estatuillas en las categorías de Mejor película, Mejor director (Víctor Fleming), Mejor actriz (Vivien Leigh por Scarlett O'Hara), Mejor actriz de reparto (Hattie McDaniel por Mammy), Mejor guión adaptado, Mejor dirección de arte, Mejor fotografía, Mejor montaje, Oscar honorífico y, quizá uno de los más importantes, Premio por logros técnicos.
En los People's Choice Awards de 1989 el film se alzó con el premio en la categoría de Mejor película de todos los tiempos.
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