18 ago 2012

'Café de Flore'

De izquierda a derecha: Kevin Parent,Hélène Florent, Evelyne Brochu y Jean-Marc Vallée, actores y director de Café de Flore. Making Of

Jean-Marc Vallée, director de C.R.A.Z.Y, vuelve al tipo de cine que le caracteriza con Café de Flore. Una historia de amor que acerca a dos personas separadas por el espacio y el tiempo que, sin embargo, tienen una conexión profunda, misteriosa y, para que negarlo, bastante irreal.

La película se desarrolla en dos espacios diferentes: el París de los años 60, que nos muestra la historia de Jacqueline (Vanessa Paradis) y su hijo Laurent, que tiene síndrome de down; y el Montreal de 2011 donde transcurre el triángulo amoroso entre Antoine (Kevin Parent), su ex-mujer Carole (Hélène Florent) y su nueva novia Rose (Evelyne Brochu).

A simple vista, las historias sólo tienen un nexo de unión, el amor profundo y obsesivo, representado por Carole hacia Antoine y por Jacqueline hacia su hijo, pero a medida que la trama transcurre el espectador va percatándose de que las dos tramas comparten mucho más que eso, aunque hasta el desenlace nadie sea capaz de entender la conexión total entre las dos realidades.

El film gira en torno a las almas gemelas y los amores que duran más allá de la muerte, habla de la reencarnación y de las conexiones espirituales de las almas, una temática un tanto extravagante e irreal que es difícil de aceptar por el espectador, que se queda totalmente sorprendido por el giro de tuerca que el final otorga a toda la historia.

Café de Flore es una película con una gran carga emocional pero sin nada destacable en la acción. El espectador se sienta y espera durante todo el largometraje a que pase algo que realmente le haga entender la unión entre las dos tramas pero, en realidad, no pasa nada, y el desenlace llega sin pena ni gloria para dar una explicación un tanto esotérica de lo que Jacqueline y su hijo comparten con Antoine, Rose y Carole.

Hay que destacar la importancia de la música en el desarrollo de la historia y, sobre todo, del tema de Matthew Herbert que pone título al largometraje, presente en las dos tramas paralelas que se desarrollan y que deja ver la obsesión de Antoine (que es DJ) y Laurent por la música en general y por esta canción en particular.

Nota Making Of: 6

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