Un golpe de altura traslada al espectador en una lucha entre los ladrones de cuello blanco de Wall Street, ejecutivos financieros que llevan a la bancarrota a todo aquel que haya apostado por ellos, y el común de los mortales que se ven afectados directamente mientras los primeros se enriquecen aún más a su costa.
La película, en clave de humor, hace apología de un pueblo activo que se bate en armas contra Wall Street y sus desfalcos. Un mundo en el que los ciudadanos de a pié están hartos y se pronuncian dejando la actitud estática a un lado.
La crisis financiera hace mella en la gran pantalla en forma de humor pero con un mensaje cargado de moral y dignidad que se personifica en el papel principal encarnado por Ben Stiller, jefe del mantenimiento del edificio y cabeza pensante del golpe que van a perpetrar en busca de lo que les es legítimo, sus pensiones, arrebatadas en el juego económico de Alan Alda como el incorregible villano y uno de los magnates más ricos de Nueva York.
El film es de carácter comercial y el objetivo principal es llegar a todos los públicos, por ello no se introduce en debates económicos, filosóficos y morales de origen intenso pero si los deja intuir en todo momento como trasfondo de un problema social actual que afecta a un gran número de la población mundial.
Los despidos acarrean problemas económicos que junto con las pocas garantías sociales como la inexistente sanidad pública en los Estados Unidos, dan como resultado una fuerte convulsión social.
Los guiños cómicos de la película pueden ser vistos desde la perspectiva crítica que se agudiza mucho más en la actualidad debido a la terrible situación económica, pero a su vez puede servir para relajar el ambiente tenso en el que se encuentra la población.
Ben Stiller y sus compinches son mostrados como héroes que, como si de Robin Hood se tratara, ponen sus vidas y carrera en peligro a favor de los pobres y los oprimidos. Cual bandidos actuales tratan de imponer su ley en vista que la legítima ley de Estados Unidos no esta capacitada para solucionar con éxito esta situación.
Por ese mismo argumento, se puede vislumbrar una fuerte crítica y desconfianza hacia la ley establecida, pues ésta deja que los verdaderos ladrones salgan impunes mientras los trabajadores pagan, de por vida, por errores de otros mucho menos desfavorecidos.
La desternillante película cuenta con un elenco de actores entre los que destacan el ya nombrado Ben Stiller y un Eddie Murphy en un papel secundario de ratero realmente bien interpretado. Ambos personajes utilizan expresiones corporales y gestuales exageradas que llevan a la sobreactuación pero tal y como tienen acostumbrado al público resultan hilarantes.
También hay que nombrar de entre la fila de actores a Matthew Broderick que interpreta al señor Fitzhugh un exfinanciero de Wall Street que se ve sin trabajo y desahuciado. La interpretación de Broderick recuerda al gran Woody Allen en cuanto a su timidez e indecisión.
Los personajes de Broderick y Murphy resultan ser antagónicos, el contraste entre el descarado cleptómano y el honrado indeciso resulta ser un magnífico punto fuerte de la película.
Por ello, la diversidad de personajes consigue escenificar gran parte de los estratos de la población y con esto el espectador se puede sentir identificado.
Nota Making Of: 7,5
Por último os dejamos con el trailer de la película:
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