La película de género romántico titulada Sabrina fue llevada a cabo en 1954 por Billy Wilder. El film tiene además un tono cómico que deja ver el genio que era este director en el género de la comedia, como queda patente en otra reconocida película de filmación posterior denominada Con faldas y a lo loco (1959).
El productor estadounidense de origen austriaco recibió cinco Oscar, tres de las sesenta películas que escribió y dos de entre las veintiséis que realizó como director:
- Dias sin huella (1945) recibió dos Oscar el primero de ellos como mejor director y por último el de mejor guión adaptado.
- Sunset Boulevard (1950) en esta ocasión ganó el Oscar al mejor guión adaptado.
- El apartamento (1960) obtuvo también dos Oscar el primero a mejor director y el segundo como mejor guión original.
Los excelentes actores que eligió Wilder para su reparto fueron:
- Audrey Hepburn (1929-1993), como protagonista del film en el papel de Sabrina, la hija del chófer de la noble familia Larrabee.
- Humphrey Bogart (1899-1959), en el papel de Linus Larrabee como el recto hermano mayor que sólo tiene tiempo para los negocios.
- William Holden (1918-1981), como mujeriego empedernido incapaz de enamorarse realmente, sin contar que además es un gandul de profesión sin más ocupación que sus escarceos amorosos.
El papel de galán de Bogart no resulta del todo carismático y deja que la mayor atención recaiga en la apasionada interpretación de Hepburn, mientras que la actuación de William Holden es bastante cercana a la imagen de ligón que le quería dar el director de esta cinta.
La película obtuvo varios premios de los cuales destaca el Oscar a mejor diseño de vestuario por el trabajo a cargo de Edith Head y que sin duda enmarca el cambio radical de la protagonista del film.
También hay que decir que de este film se ha hecho una versión posterior (1995) dirigida por Sydney Pollack en la que el galán está mejor interpretado por Harrison Ford y la protagonista es llevada a cabo por la actriz Julia Ormond que nada tiene que ver en comparación con Audrey Hepburn.
El argumento trata una vez más de ensalzar el amor ante cualquier adversidad, tanto de oposición familiar como de clase social, puesto que Sabrina es la hija de uno de los empleados de la familia Larrabee, mientras que estos pertenecen a la alta sociedad estadounidense como propietarios de una gran industria.
El mundo impasible de Linus Larrabee no se ve modificado hasta que se interpone en su camino profesional la vida amorosa de su hermano. Para cerrar un trato importante será de vital importancia el matrimonio de su hermano con una rica heredera de una familia con grandes plantaciones de caña de azúcar, ingrediente principal para la manufactura de un nuevo material plástico que revolucionará la industria.
Sabrina por su parte está platonicamente enamorada del hermano menor de los Larrabee y se ha pasado la infancia suspirando porque este amor sea correspondido mientras observaba, desde lo alto de un árbol, los devaneos amorosos de su enaltecido amor.
La protagonista es mandada por su padre a París, donde aprende dotes culinarias mientras poco a poco se va haciendo mayor tanto físicamente como de mentalidad. Una vez finalizada su formación se encamina de nuevo hacia su hogar pero convertida en una hermosa joven muy distinta a la chiquilla que se fue unos años antes.
La apabullante belleza aderezada con las prendas más de moda de una ciudad inundada por ese menester, hacen que la tan esperada llegada de Sabrina deje boquiabierto al hermano inferior de los Larrabee, quien cuenta con un compromiso estable de matrimonio a la vuelta de la esquina.
No es extraño, que viéndola tan expléndida quiera encandilarla sin haber reparado aún de quién se trata realmente, pero cuando se da cuenta de quién es no resulta impedimento para que esta vez sea él quién caiga enamorado de Sabrina, la cual acepta de buen grado su ofrecimiento.
La parte más complicada de esta urdimbre llega cuando Linus ve que todo su trabajo se disolverá si su hermano decide no casarse con la rica heredera y por eso se dispone a encandilar a Sabrina desde el más absoluto interés.
La sorpresa llega cuando no solo ella cae enamorada de Linus sino que éste también se ve enloquecido por la chica y está dispuesto a perder todo el negocio e incluso su amor para que ella sea feliz con su hermano.
El final predecible, según se mire, no se hace esperar y en mi opinión se resuelve con demasiada rapidez dejando al espectador a la espera de más argumento final.
Estamos ante otra comedia romántica que sin tener un argumento excesivamente atractivo se hace grande gracias a la actuación de sus personajes, de entre los cuales vuelve a brillar con luz propia la estrella de Hollywood Audrey Hepburn que incluso se permite hacer sombra al gran Humphrey Bogart, el cual definitivamente está fuera de lugar en su caracterización de galán.
Como apunte final me gustaría decir que hay que prestar atención a la banda sonora haciendo honor a París, con los famosos temas: La vie en rouge o Isn´t it romantic, de la primera podéis ver el baile que comparten al son Bogart y Hepburn:
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