En La verdadera historia del cine, de 1995, Peter Jackson se topa por casualidad con un pionero del cine cuyos prematuros inventos y excepcional obra habían quedado enterrados. Colin McKenzie, cineasta neozelandés, es el hombre al que Jackson le atribuye el descubrimiento del cine sonoro y de la imagen en color, así como la filmación del primer vuelo tripulado con éxito.
Una vecina del barrio en el que creció Peter Jackson contacta con él para que se haga cargo de los rollos de película que rodó su difunto marido, Colin McKenzie. Gracias a ellos, Jackson descubrirá a uno de los mayores pioneros de la historia del cine, un hombre que utilizó el travelling antes que nadie, que inventó la película a color con sus propias manos y estuvo presente en eventos tan significativos como la Guerra Civil Española, entre muchas otras cosas.
A simple vista es un documental más en el que, tras una investigación, se descubre que fue McKenzie y no otros quienes revolucionaron la historia del cine. Cuesta creer que un sólo hombre fuese capaz de avanzar tanto en la materia cinematográfica, pero los testimonios, los recortes de periódicos y las imágenes de archivo nos convencen de que, al menos, la documentación demuestra la hipótesis.
A simple vista es un documental más en el que, tras una investigación, se descubre que fue McKenzie y no otros quienes revolucionaron la historia del cine. Cuesta creer que un sólo hombre fuese capaz de avanzar tanto en la materia cinematográfica, pero los testimonios, los recortes de periódicos y las imágenes de archivo nos convencen de que, al menos, la documentación demuestra la hipótesis.
Entonces ¿porqué hablamos de esta cinta en el HITOS DEL CINE de hoy? Porque La verdadera historia del cine, o Forgotten silver en su título original, puede considerarse toda una película de culto por el fenómeno que generó a su alrededor tras su estreno en la televisión neozelandesa. Peter Jackson se lanzó a lo Orson Welles y dramatizó todos los avances en el plano cinematográfico disfrazando su obra de (falso) documental. Al día siguiente los directores tuvieron que aclarar en televisión que La verdadera historia del cine no era más que una película de ficción con el formato propio de un documental y que todo era una invención. Tras la confesión, se generó una gran polémica en la calle y en los medios más importantes del país.
Jackson utiliza los recursos clásicos de un documental (narrador, imágenes de archivo, testimonios, recortes de prensa, rotulación, entrevistas a expertos) para narrar una historia de aventuras que mezcla la vida del protagonista, Colin McKenzie, con una expedición en la que se embarcan los directores para buscar la Ciudad Perdida, un decorado que, supuestamente, el protagonista construyó para adaptar cinematográficamente el mito de Salomé.
Acción, aventura, paisajes exuberantes y ficción son los elementos que se entremezclan en este falso documental tomado por muchos como verdadero. Ahí precisamente reside su encanto.
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