Dirigida y producida por Steven Spielberg, War horse relata la extraordinara amistad entre Joey, un precioso equino, y Albert (Jeremy Irvine), el chico que se encarga de cuidar de él y domarle.
La película comienza en la campiña inglesa, concretamente en Devon, mostrando el nacimiento del caballo, donde espectador puede intuir que no es un animal cualquiera, pues posee carácter, valentía y brío. Posteriormente, cunado el caballo se ha desarrollado, se lo llevan a una subasta en la plaza del pueblo a la que acude Ted Narracott. El hombre se queda prendado del animal, así que decide comprarlo, a pesar de no tener suficiente dinero para pagarlo y de no serle de ninguna utilidad en su granja.
Su hijo Albert se encargará del caballo desde el principio, y es él quien le da el nombre de Joey. Desde ese momento el chico y el equino tendrán una relación muy especial hasta que el estallido de la Primera Guerra Mundial hace que el caballo tenga que ir al frente. A partir de aquí Joey será el protagonista central del film y veremos como va pasando de mano en mano con el telón de fondo de la guerra. Albert, decidido a recuperarle, se convierte en soldado sólo para ir a buscarle, poniendo un punto dramático más a la historia.
La película en sí no tiene más trama que la lucha de Joey y Albert por volver a estar juntos y se hace insuficiente para las casi dos horas y media que dura el largometraje. El vacío de la historia se llena con grandes escenas bélicas, efectos especiales y planos increíbles que hacen la cinta más vistosa.
La banda sonora juega un papel muy importante a la hora de despertar los sentimientos del espectador y dota al largometraje de un sentimentalismo especial, por lo que no es de extrañar que al público se le escape alguna lagrimilla de vez en cuando.
Escenas emotivas se mezclan con algún que otro tinte de humor y la devastación de una guerra que lo consume todo a su paso, pero personalmente me quedo con una en particular: Joey se queda atrapado en tierra de nadie, entre las trincheras de alemanes e ingleses y un soldado de cada bando decide ir a liberarlo. Los dos cooperan para salvar al animal e incluso bromean sobre el conflicto. El espectador se da cuenta, al mismo tiempo que los soldados, de lo absurdo de la guerra y creo que, precisamente, esto es lo que Spielberg pretendía con esta escena claramente antibelicista.
Nota Making Of: 5,5
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