'Blancanieves y la leyenda del cazador'

Blancanieves y la leyenda del cazador es una de esas películas que esperas con tantas ganas que acaban decepcionando; una mezcla del cuento tradicional con toques oscuros que no acaba de casar; un rompecabezas resuelto en el trailer final que no logra sorprender al espectador.

La Blancanieves que todos conocemos nada tiene que ver con la heroína con armadura que la película pretende mostrar, encarnada por una Kristen Stewart que no muda el gesto ni envenenada por la manzana; y el príncipe clásico (Sam Claflin) cede su protagonismo a un cazador borracho y afligido por la muerte de su esposa interpretado por un Chris Hemsworth que se mueve torpemente fotograma a fotograma. Charlize Theron se encarga de destacar gracias a su papel como Ravenna, aportando una mestría interpretativa que se echa de menos a lo largo de todo el film, sobre todo porque la carga principal en este plano la posee la protagonista absoluta: Blancanieves.

El director Rupert Sanders, que debuta en el cine con esta película,  ha intentado dar un nuevo aire al cuento de los hermanos Grimm pero el proceso remodelador se le ha ido de las manos, y el espectador se da cuenta de ello cuando no sabe exactamente si está viendo El Señor de los Anillos, Las crónicas de Narnia, Crepúsculo o Avatar por la cantidad de similitudes tanto en la estética como en escenas concretas.

Se intenta dotar al clásico de una oscuridad similar a la que Burton consigió en su Alicia, pero la premisa se queda en eso, en intento, porque ni siquiera el poder destructor de Ravenna hace dudar al espectador del final de la trama, que, a pesar de ser ligeramente distinto al conocido, no pilla a nadie por sorpresa.

Un principio prometedor, un desarrollo lento y un final insuficiente. Así es la segunda adaptación del año de Blancanieves.

Nota Making Of: 5